lunes, 17 de abril de 2017

UNA ESTRATEGIA GASTRONOMICA


 La gastronomía ha sido siempre un factor que marca la idiosincrasia de un territorio o de una zona concreta. Parece razonable pensar que la gastronomía define y explica la evolución de una comunidad, y está claro que en todos lados “cuecen habas”, es decir, puede que esa gastronomía sea más o menos elaborada, pero desde luego existe y es un valor para la experiencia del visitante.
He dicho en varias ocasiones que no parecería normal, o no debe ser lo normal, que un visitante llegue a un sitio y pida lo mismo que come en su ciudad o pueblo por muy bueno o especial que sea ese plato. Todo visitante “curioso” intentara además de visitar los atractivos de un destino, aprovechar para saber algo más de sus gentes a través de la gastronomía.
El “Plan Estrategico Promocional Islas Canarias 2012-2016” analizaba todas las oportunidades para desarrollar productos turísticos que incrementaran el número de visitantes o la experiencia de estos en el destino. La gastronomía tenía un volumen muy reducido con un potencial de crecimiento pequeño a futuro como elemento tractor propio, pero ponía de manifiesto lo importante que es la gastronomía para el turista que viene por otros motivos a las islas o por el alto valor que aporta a la imagen del destino. No nos engañemos no somos un destino gastronómico, pero nadie duda que nuestra gastronomía y peculiaridades de nuestros productos de calidad reconocida aportan un gran valor al turismo.
Existen tres tipologías de clientes frente a la gastronomía. Están aquellos que planean sus vacaciones en función de ella, los que incorporan la gastronomía en sus expectativas, pero no es una motivación principal, y aquellos que no lo contemplan o deciden sobre la marcha donde comer. Y esto es importante a la hora de elegir una estrategia promocional del destino.
Si miramos algunos datos vemos que en general la restauración en Canarias tiene una buena nota, según las encuestas el Instituto de Estadistica de Canarias ISTAC, un 7,9 de media, pero un 8,2 en cuanto al trato personal en los restaurantes. Como destino turístico somos más parecidos a República Dominica o Cuba que a País Vasco o Francia. Es decir, más un destino de sol y playa que uno de oferta gastronómica reconocida. Esto nos lleva a elegir entre una estrategia de especialización como por ejemplo tiene claramente La Rioja o País Vasco, o una estrategia de diferenciación es decir experiencias gastronómicas en un destino como por ejemplo podemos ser nosotros, Islas Canarias.
Comparto la línea de trabajo que se ha marcado el Gobierno de Canarias a través de Turismo de Canarias al intentar conseguir como reto un destino de sol, playa y naturaleza con la mejor oferta gastronómica. Si vemos el “Estudio de segmentación del turista de sol y playa” se definen los perfiles de los visitantes según sus preferencias y motivaciones, unas quince categorías y subcategorías, los Simpson, la pandilla, los Soprano, sibaritas modernos, espectadores, hiperactivos acuáticos, etc. De todas estas categorías estudiadas varias presentan inquietudes por la gastronomía, son el público objetivo al que debemos atender para mejorar sus expectativas en el destino y conseguir el objetivo deseado. Es imposible o mejor dicho no se puede ni se debe pretender abarcar a todos los turistas, al menos no con garantías de una estrategia de éxito. Pero si podemos afinar para llegar y cautivar a aquellos que buscan lo auténtico de un destino. Ese debe ser nuestro objetivo, y por el camino ofrecer “píldoras” a todos aquellos que podamos y quién sabe si con eso, cuando repitan, que seguro lo harán vienen buscando nuestro nuevo modelo de sol y playa. Un modelo que pretende que el turista saque el máximo partido de su experiencia vacacional.
Ya tenemos los datos, hemos fijado el objetivo solo queda implantar la estrategia que convierta a las Islas Canarias en un destino de sol, playa y naturaleza con la singular y diferenciada oferta gastronómica.



@RicardoFPA

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