lunes, 27 de febrero de 2017

PREPARADOS... LISTOS... ¡YA!

Cuando empezamos una carrera, y nos ponemos en la línea de salida, suelen siempre sonar estas tres palabras, ¡Preparados!, ¡Listos!, ¡YA!! O al menos así era cuando yo iba al colegio. Las carreras pueden ser de muchos tipos, de cien metros lisos, de cuatrocientos, de relevos, de obstáculos… y podría seguir nombrando unas cuantas más. Pero existe una que nunca termina, la carrera de la formación.
En el mundo laboral la experiencia es siempre un bien que se busca y se persigue, y que cuando se está empezando a trabajar es quizás el mayor hándicap para conseguir el primer trabajo.  Una vez conseguido ese primer trabajo, todo sigue una senda hasta el final de nuestra vida laboral. O al menos eso es lo que todos esperamos si bien en los tiempos que corren nada es para siempre y la seguridad en el puesto de trabajo solo es para unos pocos.
Pero volviendo a la formación, y concretamente la turística, a veces cuesta hacer ver, lo importante que, para una persona sin experiencia, y en fase de formación, la necesidad y oportunidad que supone para él las prácticas en empresas. No sé si esto ha cambiado, pero recuerdo hace unos años que la formación para desempleados subvencionada era requisito las prácticas en empresa para el organizador, pero optativa para el alumno. Un error. Estoy convencido que unas prácticas en empresa son la mejor llave para conseguir un trabajo. Ningún empresario dejara marchar a una persona que vea que tiene las aptitudes para desempeñar un puesto de trabajo.
Esto me lleva a plantear una cuestión práctica, ¿cuál seria el mejor método para formar? Desde mi experiencia, y créanme si les digo que alguna he tenido, creo que la mejor forma de aprender es en el puesto de trabajo, con supervisión claro está. Ese era el modelo original de Hoteles Escuela de Canarias, HECANSA, “Aprender Haciendo”. Modelo al que ha vuelto en los últimos años, como verdadero motor de su actividad frente a otras consideraciones. Tener buenos profesionales formados que estén listo para su inserción laboral. ¿Qué sentido sino tendría tener unos establecimientos hoteleros públicos?
Pero el modelo ha evolucionado, ha sido mejorado, una nueva herramienta esta sobre la mesa y además está muy contrastada. La formación dual. Aprender desde el primer minuto en el puesto de trabajo, en una empresa y con la supervisión de un tutor. Y esto compaginado con “pinceladas” de formación teórica. Justo al contrario de lo que se venía haciendo.
En este nuevo formato el Cabildo de Tenerife va a realizar una experiencia piloto con una seria de establecimientos hoteleros, en colaboración con la patronal turística ASHOTEL. Los alumnos tendrán un curso intensivo de alemán durante tres meses para luego durante dos años formarse en los establecimientos hoteleros en los diferentes departamentos. Todo esto con la supervisión de tutores de empresa y con la metodología y seguimiento del modelo dual alemán a través de FEDA , formación empresarial dual alemana.
Si analizamos esta novedosa iniciativa mescla dos elementos fundamentales para conseguir un puesto de trabajo. Por un lado el idioma, en este caso el alemán. Y por otro el aprendizaje en el puesto de trabajo.
Estoy seguro de que la iniciativa será un éxito, el tiempo lo dirá y no sería extraño que modificara la forma de impartir la formación profesional al menos, y quién sabe si a medio plazo incluso tener más presencia en la formación universitaria.
Una cosa esta clara, con formación podemos acometer cualquier reto, situarnos en la línea de meta con confianza y escuchar eso de “preparados… listos… ya!!!”



@RicardoFPA

lunes, 13 de febrero de 2017

ATRAPADO EN EL TIEMPO

En 1993 el genial actor americano Bill Murray protagonizo la película “Atrapado en el tiempo” (Groundhog Day), que popularizo en España una de esas tradiciones americanas difíciles de entender fuera de ese país, el “Día de la Marmota” que se celebra cada 2 de febrero en el pueblo de Punxsutawney. En la película el protagonista Phil Connors (Bill Murray) revive día tras día el mismo día, el Día de la Marmota.

Nosotros tenemos en Canarias nuestro particular “día de la marmota”, y no es otro que la recurrente llamada por parte de algunos partidos políticos a implantar un nuevo impuesto al turismo. Cada año, al menos en una o dos ocasiones, y desde hace ya unos cuantos, algunos se empeñan en querer que el turismo cubra las necesidades o carencias de otros sectores. Se le ha llamado ecotasa, pero ahora se le quiere denominar tasa “ecocultural”, ¿lo siguiente que será? Para empezar no se trata de una tasa, sino de un impuesto puro y duro al motor de la economía que ya de por si aporta muchísimo a nuestra comunidad.

Por si alguien, “a estas alturas de la película” no lo sabe todavía, el turismo recauda el 32,1% de todos los impuestos en Canarias, y eso es la nada despreciable cifra de 1.931 millones de euros, según el último informe IMPACTUR Canarias 2105. En el mismo informe se confirma la pujanza del sector que aporta el 31,9% del PIB (solo 13.480 millones de euros) y el 37,6% del empleo total, 294.896 puestos de trabajo. Aun con estas cifras algunos consideran que el turismo no genera suficiente en Canarias y que por ese motivo le tienen que poner una tasa/impuesto más.

A mí siempre me gusta poner ejemplos, para explicar las cosas, y que todos lo puedan entender, pero sobre todo los que no manejan habitualmente estos datos. Cuando se habla de tasa de turismo siempre sale el caso de Cataluña que la ha implantado y que según las mismas voces no ha implicado una reducción del turismo en esa comunidad. El dato es que Cataluña recaudo, en 2015, 43,5 millones de euros por este concepto. Pero más de la mitad, 23 millones de euros, lo fueron en Barcelona y su zona de influencia, y es que no es lo mismo un destino de sol y playa que uno urbano. Por cierto, que los mismo que ponen este caso como ejemplo se olvidan del daño que causo la ecotasa a Baleares, donde parece que se están planteando retomarla. Ellos sabrán.

Lo extraño es que por un lado se pide que se rebajen las tasas aeroportuarias con el fin de incrementar la conectividad y la competitividad del destino, y por otro se quiere cargar al turista con un impuesto por el mero hecho de elegir un destino. ¿Alguien puede explicármelo? Si todavía fuese por un servicio concreto que lo justificases, como el acceso a un paraje natural, como la Isla de Lobos, o un parque nacional para colaborar con su sostenimiento pocas serían las objeciones que nadie pondría. Pero porque sí, no lo entiendo. Este tipo de medidas lo que ponen de manifiesto es la falta de capacidad de gestionar eficientemente los recursos que se disponen y priorizar las actuaciones realmente importantes frente al despilfarro y al uso de los medios disponible siguiendo criterios digamos “no útiles”.

En el Parlamento de Canarias se volvió hablar hace unos días de las tasas turísticas, afortunadamente para la economía de Canarias, y especialmente para la buena marcha del turismo, el Gobierno de Canarias a través de su Consejera de Turismo, María Teresa Lorenzo dijo claramente que medidas de este tipo no se contemplan por parte del Ejecutivo. Lo mismo defendió el anterior Gobierno en un contexto presupuestario mucho más complicado que el actual, pero tenía claro que medidas de este tipo no solo no fomentan la mejora de la competitividad, sino que son contraproducentes. Como ha repetido en varias ocasiones el presidente de ASHOTEL, Jorge Marichal, “una tasa turística hace antipático a un destino”, ¿tenemos necesidad de eso en Canarias?

Para que todos seamos conscientes, la situación que vive el sector es puntual, coyuntural, o cíclica. El cierre, o casi, de alguno de nuestros competidores ha traído por un lado un incremento en las ocupaciones y por otro un aumento, por el incremento de la demanda, en los precios. Ya se empiezan a ver algunas señales por parte de algunos operadores de intentar volver a algunos destinos, más baratos, y donde su rentabilidad es mayor. Mientras aquí algunos creen que esto es para toda la vida y que se haga lo que se haga el turismo debe seguir viniendo y contribuyendo aún más de lo que ya hace.

Yo tengo el máximo respeto por todos aquellos que defienden la implantación de las tasas turísticas, pero desde luego no puedo compartirlo. Creo más sensato empezar por exigir un control del gasto más eficiente, porque desde luego recursos existen, es cuestión de priorizar. En la película, el protagonista se da cuenta al final de que estaba haciendo mal y que le hacía volver una y otra vez al mismo día. Yo espero, igual que en la película, que algunos recapaciten y no se queden “atrapados en el tiempo”.

@RicardoFPA